Al ver la foto de la noticia lo primero que me vino a la mente fue el tópico español que año tras año Cine de Barrio se encarga de repetir y que nos recuerda a nuestro pasado tan reciente… ¿Quién no ha visto “Las chicas de la Cruz Roja”?

Busqué el año de estreno y la impresión fue mayor… ¡Hablamos de 1958 y estamos en 2011! 53 años después, ¿seguimos igual? Que una empresa – ¡concertada!- mantenga semejante atuendo para una parte de su personal – en este caso mujeres y las de menor rango – es grave,  pero llega a ser esperpéntico, que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (en adelante TSJA) no reconozca discriminación en el hecho. ¿Qué pasaría si exigieran al personal de quirófano que llevasen traje y corbata o vestidos de noche? Rondaría lo irracional, además de insalubre.

Pero lo delicado del asunto no es la entidad susodicha, sino la resolución del TSJA, demasiado cuestionable y preocupante. Creado en 1989, es otro de los órganos descomunales que impera en el sistema y que, por tónica,  resuelve tarde, mal y arrastro. Que la justicia no existe es un hecho, pero de ahí a que nos hagan dudar de nuestros derechos…

Descoordinación – desneutralidad – inseguridad, ¿Podemos confiar en nuestro sistema judicial? ¿Sería justo que estas mujeres siguiesen llevando sus “vestimentas” porque el TSJA no ha visto indicios de discriminación? Si a estos niveles tenemos que recurrir al Tribunal Supremo, ¿para qué queremos organismos intermedios?

¿Somos una caricatura de la cultura feudal? Nos exigen deberes y nos dicen que tenemos derechos. Será por eso el estado de renovadas crisis

Se queman miles de recursos en resolver los atascos que bien conocemos. Mantenemos un sistema contaminado y arcaico; completamente descatalogado y desorientado, que lleva demasiados años siendo nuestro cuello de botella.

Seguir conviviendo con unos pocos elegidos -con el “Don” delante- que acaparan todo el poder y el dinero mientras el resto mendigamos de sus sobras. Realmente, ¿esto es lo que queremos?

La ley pasea en carritos de supermercado en los que se trans-portan historias,  problemas, experiencias y el pasado… y el futuro de personas; sí, personas. Porque no sólo somos “otro” número de expediente -más- acumulado en cajas.

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Tamara G. Lema

Ha dirigido el desarrollo del universo "Calcetin(e)s". Actualmente compagina su participación en Máscaras con un nuevo proyecto personal.