Durante tres años, de 2007 a 2009, gestionamos el programa de microcréditos para emprendedoras y empresarias de la Secretaría Xeral de Igualdade.

Inicialmente, nuestro trabajo consistía en la turorización de los expedientes concedidos pero, la falta de un procedimiento y una metodología bien definidos requirió nuestra intervención nada más comenzar. Diseñamos, desarrollamos y canalizamos todo el proceso de asesoramiento, la evaluación de los expedientes y las solicitudes de información. Pero dejemos esta explicación para más adelante, ya que  merece reflexión por sí misma, y centrémonos en la propia vivencia y lo que hubo que aprender haciendo.

Las excepciones siempre deben ser contempladas y, aunque no lo parezca, datos considerados irrelevantes en los contextos establecidos, van sumando a ese mundo que existe entre las instituciones y la calle. Una línea en la que conviven diversos agentes bajo los criterios  y directrices de quienes deben tomar decisiones.

Nuestra experiencia en programas y talleres para iniciativas empresariales nos ha permitido disponer de una perspectiva panorámica de cada una de esas partes implicadas. Un  espacio intermedio en el que comunicar y unir los diferentes puntos de vista.

Y, en el programa de microcréditos, no fue para menos porque éramos:

  • Ciudadanía: Mujeres y hombres que buscan una salida profesional desde la contratación  por cuenta propia y que necesitan el apoyo de las instituciones,  el sistema financiero y la propia sociedad. Pero no de una forma asistencial sino desde incentivos que permitan empoderamiento e independencia.
  • Responsables de una gestión, una formación y un asesoramiento útil y eficaz en el que la repercusión de nuestros actos afectan a las vidas de  esas personas, no  son «sólo un expediente».
  • Receptoras  y emisoras de preguntas, dudas y solicitudes de información, de peticiones y/o de carencias y desbarajustes institucionales y del sistema financiero.
  • Evaluadoras en comisiones reguladores en las que intervenían distintos agentes y departamentos que había que cohesionar.
  • Espectadoras: unas funciones limitadas y una línea que no estaba a nuestro alcance pero que nos permitía analizar y extraer conclusiones sobre el funcionamiento del sistema interno de las organizaciones implicadas.

Y,  todo esto, requiere tiempo y esfuerzo para comprender. Lo que sabíamos nos permitió identificar los datos que eran más importantes pero no se contó con los  suficientes recursos y apoyos que podrían llevar a cabo una investigación completa para poder diseñar mejores herramientas de innovación social.

La buena voluntad y ganas de hacer de quien dirigía y coordinaba el programa no fue suficiente,  se necesitaba el respaldo de las diferentes instituciones, más centradas en la cantidad de titulares a generar, que en la calidad de las acciones a llevar a cabo. Un sistema alejado de la realidad y unos entornos que incrementaban las distancias. Cada quien jugábamos el papel que nos dejaban jugar.

En muchas ocasiones, los casos que nos planteaban superaban nuestras funciones pero la responsabilidad moral nos impedía desentendernos o dejarlos a  un margen. Está claro, que para entender, hay que pararse frente a las situaciones y vivir-las.

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Lineas de fugamicrocreditos que fueron quedando en anécdota

Desigualdad: No se permitía tener «socios hombres» (hay que aclararlo por esto del masculino genérico). Normalmente se advertía ya en la fase de información pero hubo un caso, con la documetación perfectamente cumplimentada, de una emprendedora que estaba a punto de constituir su empresa a partes iguales con un socio. Los 18.000 € iban como su aportación  y fue rechazada al no tener ella la mayoría de la sociedad. Faltó el 1% de la desigualdad. 

Decidían los bancos: Supuestamente el banco debía acatar la decisión de la Comisión y no se necesitaban avales pero… Se aprueba una solicitud y se envía a la entidad bancaria indicada. Tres meses en los que la sucursal juega con el tiempo, incumple condiciones y cansa a la titular de la empresa hasta que esta decide cambiar de oficina, o empezar la peregrinación por su cuenta por otros bancos. Ya no es sólo que inclumplieran el compromiso, es que que jugaban con el tiempo de personas que, en muchos casos, estaban al límite.

Estafas encubiertas: Seguro que había más, pero descubrimos una a través de dos expedientes perfectamente cumplimentados, con una explicación semejante, para un mismo sector, el textil: Un proveedor que asesora para la compra de maquinaria (que le compran a él) por valor de 18.000 €, una barbaridad para el tipo de negocio que iban a montar. Las futuras empresarias se iban a quedar con maquinaria inservible y con una deuda de 18.000 €. Menos mal que reaccionamos a tiempo.

Inmigración: Muchas solicitudes de información eran de mujeres de diferentes nacionalidades, principalmente latinoamericanas. En realidad muchas más que españolas, pero eso daría para otro tipo de análisis. Sólo algunas acababan presentando solicitud y a muy pocas les eran concedidas por la desconfianza de qué pasaría si se marchaban a su país.

Maridos, novios y hermanos: Algunos se sintieron ofendidos por quedarse fuera en una línea tan «ventajosa» como ésta por su sexo y, tenían razón. Pero también hubo los «los familiares»  que llamaban «supuestamente en nombre· de posibles solicitantes para averiguar las condiciones. Hay quien domina bien la trampa.

Asesoramientos oficiales: Se recibieron bastantes quejas por la falta de conocimientos de agentes de empleo en diferentes organismos. Lo curiso es que dichos dichos agentes nos llamaban para asesorarse en la preparación de documentación porque su formación estaba dirigida a la «parte social» por su formación en psicología.

Muchos de estos casos desde la administración se percibían como «anécdotas», cuando lo importante sería poder profundizar, porque en todos hay un problema de fondo común: la  perversión de un sistema que genera muchas acciones repetitivas y consume recursos físicos, económicos y humanos  desmesurados para los resultados que se obtienen.

Las contradicciones que el propio programa auto generaba eran cada vez eran más perceptibles, en teoría,  se apoyaba a mujeres para la creación de empresas y, según palabras de la vicepresidencia, «es posible crear igualdad y bienestar al tiempo que se generan beneficios económicos para Galicia». Pero en la práctica,  los requisitos y el marco de actuación provocaban todo lo contrario, destruía igualdad e impedía generar beneficios.

Entonces…  ¿Qué tanto  la discriminación positiva es una medida que facilita el emprendimiento a las mujeres?  La aplicación de cuotas o la puesta en marcha de actuaciones que fomentan el apoyo a «colectivos desfavorecidos» acaban generando desigualdades y dependencias. Situaciones que en la bonanza económica no fueron bien atendidas y resueltas y ahora quedarán relegadas a la etiqueta «no es relevante»

Se proclama una igualdad que condiciona y no permite convivir:

Estamos rodeados de servicios de inercia y para cambiar la tendencia es necesario aprender que las piezas del puzzle no van apareciendo en el orden que desearíamos, sino en el que el conocimiento asimilado nos va permitiendo o, incluso, imponiendo. 

Falta mucho para llegar a ese punto ideal de diversidad, pero todo suma, parémonos a diagnosticar cuales son las verdaderas necesidades en vez de producir estadísticas de masas. La administración sólo necesitaba el recuento de expedientes tramitados, pero nos parecía fundamental darles un mínimo de coherencia y perspectiva

 Informe 2009

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Isabel Iglesias

Experta en análisis estratégico y dinamización de la información. Investigadora de nuevas realidades, alérgica a los tópicos, bloguera... Productora y guionista. Desde 2009 uniendo Cine e Investigación para contar esas nuevas realidades por descubrir como la película Máscaras. En desarrollo dMudanza, componiendo la polifonía de voces de reflexión de la ciudad.

1 comentario

Microcréditos: Estadísticas de masas | Información Galicia · 8 abril, 2013 a las 13:07

[…] Publicación original: enIgualdade […]

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