«Qué fácil sería limpiar la freidora si el aceite se volviese sólido y se pudiera tirar a la basura».Esa frase, extraida de una conversación real entre Cecilia y Claudia, fue la chispa que prendió la idea de su ‘solidificador de aceites de cocina’. Un invento que podría evitar la contaminación de los millones de litros de agua que cada año se ven afectados por las grasas líquidas que se van por el fregadero.
Millones de litros de agua contaminada
En los hogares españoles, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que manejan estas empresarias, se utilizan al año 97 millones de litros de aceite de cocina para fritura. Esto son más de dos terceras partes el total de aceite consumido en España. Hay estudios que certifican que un litro de este aceite podría contaminar un millón de litros de agua. Si un tercio del usado se convierte en residuo, podríamos contaminar 33 millones de agua cada año.
Incluso sin reciclar, el aceite sólido, en un vertedero, se termina biodegradando, mezclado con el resto de residuos. Por eso es preferible esta solución, a dejar correr la grasa por las tuberías, donde también se convierte en un agente dañino para las cañerías.
Es el nombre que han dado estas dos inventoras a su producto, fabricado a base de otras grasas saturadas. Lo han empezado a comercializar hace apenas un par de semanas en forma de escamas. Éstas se distribuyen sobre el aceite de cocina recién usado, en la sartén o la freidora. Se remueve, se espera… Y el resultado es una especie de flan duro que, por descontado «¡no se come!», exclama Cecilia, mientras parte una ración de grasiento producto.